Don Segundo Esteban Gutiérrez Álvarez, nació el 30 de julio de 1905, en Estancia Vieja. Antiguos caseríos, en los que hoy denominados Bandurrias, comuna de Taltal. Don Segundo fue hijo de doña Tránsito Álvarez Munizaga y don Bernardo Gutiérrez Cóndor. De su madre que venía del sur del país heredó su longevidad, ya que ella falleció teniendo más de cien años de edad. Su padre, don Bernardo, un coya que venía de la cordillera Argentina, de él heredó su temple y su tesón por el trabajo. Su niñez la pasó junto a sus padres y hermanos, junto al añoso pimiento que identifica a Cachinalito, enclavado en los farellones de la cordillera de la costa, donde su padre criaba ganado caprino y realizaba trabajo de arriero. Su trabajada juventud lo llevó a recorrer gran parte de Sierra Esmeralda, y toda esta basta parte del norte.
Fue minero, en las minas "Los plomos", fue mariscador y comerciante ambulante, este último trabajo lo llevó a recorrer a lomo de mula las oficinas salitreras llevando pescados y mariscos secos, además de cueros y charquis de cabras, lo cual comercializaba.
En los tiempos de esplendor del oro blanco, llevaba su carga en mulas y burros, salía por el "Cerro de la Eme" para luego tomar la quebrada e internarse a las salitreras. Muy conocido don Segundo, sobre todo en la Oficina Santa Luisa, donde alguna vez un "paco" lo autorizó para pelear a combo limpio con un provocador de la Oficina, después de casi media hora de buenos ganchos de derecha, el macanudo de Santa Luisa arrancó despavorido, mientras que la gente que se había agolpado a ver la pelea gritaba: "chango", "chango", "chango".
Don Segundo Gutiérrez Álvarez se casó con doña Filomena Morales Díaz de cuyo matrimonio nacieron nueve hijos, Juan, Clementina, Rosa, Pablo, Mario, Fresia, Segundo, Adelina y Marco.
El abuelo después de heredar Cachinalito, siguió con la tradición de su padre, un coya arriero, a la crianza de cabras y ovejas y cosechando la exquisita "pera de pascua" de Cachinales y el blanco queso de cabra que hacían junto a la abuela. Combinaba esta labor con trabajos como obrero en el camino que uniría Taltal con Paposo. Lo que con el tiempo lo llevó a comprarse una camioneta y se trasladaba a Taltal a vender las peras de pascua y su grito era muy conocido cuando las ofrecía.; "mauritas", "mauritas".
Su risa ha viva voz lo llevó a ser conocido en las noches de juergas o bien en los regados juegos de rayuela en Mina Julia, Taltal o Paposo.
Fiel devoto de la Virgen de Andacollo, donde cada 25 de diciembre viajaba con sus cueros de animales para la venta, agradecerle a la Virgen y realizar el correpondiente cambio de chupalla.
Don Segundo, mi abuelo, fue conocido en el mundo entero a través de la gran catidad de científicos de distintos puntos del orbe que venían a estudiar nuestra flora endémica al igual que académicos y estudiantes de universidades de nuestro país.
En los últimos años de su vida, sus nietos lo llevábamos cada tres días a su añorado Cachinales. Murió totalmente lúcido un día de abril del año 2003 a los 98 años de edad, llevándose un siglo de historia. Le sobreviven seis hijos, nietos y bisnietos que siguen con la tradición de cuidar y querer a su añorado Cachinalito.
Hermoso recuerdo atesorado,que hoy convertida en historia podemos leer emocionados entrelazando nuestros propios recuerdos al recorrer la lectura en la cual se ilustra en breve y perfecta descripcion los lugares que a " pata pela" en algun momento muchos de nosotros recorrimos, la ladera de nuestros cerros, la costa rica en mariscos y el verdor de nuetra cordillera de la costa. MARITO MI ABRAZO Y GRACIAS. Tu amigo Manu
ResponderEliminarLa vida de don Segundo engrandece a su familia y a la vez a toda la familia taltalina que con esfuerzo, mucho trabajo y gran dignidad obrera han hecho la historia de nuestra tierra. Un gran abrazo para todos ustedes.
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