Poema a mi abuelo.
(Mario Castillo Gutiérrez)
Hoy estuve de frente a mi abuelo.
El recuerdo me trajo sus historias.
Sus andanzas, sus esperanzas, sus anhelos
de niño, frente a la costa descalzo.
De su sacrificio queriendo romper la
costra dura de la tierra, para sacar sus
riquezas deseadas en quebradas y sierras desoladas.
Su largo caminar, con tropeles cargados,
de alhajas del mar sereno, por quebradas,
postreras en días y noches hacia la pampa salitrera.
Hoy estuve frente a un hombre, cuyo
rostro curtido por el viento y la sal
me mostró el misterio de las quebradas
milenarias, su hablar, sus gestos, y sobre
todo su fortaleza, me hicieron saber
que la eternidad puede durar un segundo.
Mi abuelo del copao hizo su refugio,
de las diucas hizo su voz
y el zorro fue su guía.
Sus perales en las faldas del farellón
costero fueron su esperanza.
De las raíces del añoso cactus hizo su infinito.
Ese hombre hoy ya no está,, pero si está
en cada rincón de la majada, en cada
piedra mojada por la camanchaca,
en cada chagual, en cada trino del pájaro
mañanero, en cada puesta de sol de mi costa.
Abuelo tu esfuerzo amarrado a los cerros
ribereños, abrieron horizontes, clavastes
tus pies en la tierra nortina y echastes
raíces definitivas en tus rocas.